Qué injusta es la vida

¡Qué injusta es la vida muchas veces! Ayer se marchó al cielo una persona que, a pesar de su corta edad, ha demostrado tener un corazón al alcance de muy pocos. Aún recuerdo cuando su padre me relataba como Adrián le propuso crear un festival benéfico para ayudar a la Fundación de Oncohematología Infantil (FOI). Pocas veces he oído a un niño de ocho años hablar así, con esa entereza, con esa preocupación por los demás, con ese deseo de ayudar. El festival se realizó siendo un auténtico éxito, y demostrando,una vez más, que el mundo del toro es extraordinariamente solidario. El mundo del toro se volcó de manera unánime en la causa: desde ganaderos, subalternos, picadores, empresarios, pasando por los aficionados y sobretodo, los toreros. El mundo del toro se movilizó por y para Adrián y ahora, lloramos su muerte.

¡Gracias Adrián! Ahora descansas en el cielo de los toreros, esa profesión que tanto amaste y por la que luchaste hasta el final. Manolete, «El Yiyo», «Paquirri», Víctor Barrio… te abren las puertas de ese espacio en el que descansan los toreros. Eres un nuevo ángel del toreo, un ángel chiquitito, un pequeñajo, pero con un corazón que muchos quisieran. No te olvidaremos, estarás presente con nosotros, en cada tarde de toros, en cada niño que sueñe con llegar a ser torero, con cada tarde en valencia… Adrián, gracias por todo! Nunca te olvidaremos!

#DEPadrián