El mundo del toreo llora la muerte del último romántico del toreo, Rodolfo RodrÃguez «El Pana». Treinta y dos dÃas después del gravÃsimo percance sufrido en la plaza de toros de la ciudad de Lerdo, donde fue prendido por su toro cayendo al suelo de mala forma y fracturandose varias vértebras, su corazón se paró siendo imposible revertirlo.
«Muere el torero y nace la leyenda» asà hablaba «El Pana» hace unos años: «Siempre soñé que deberÃa morir en el ruedo para engrandecer la fiesta… SerÃa el principio o el fin de todo. Muere el torero y nace la leyenda» y asà fue, hoy el mundo del toro, y mucha gente que no es aficionada a la fiesta, pero en los que «El Pana» dejó una profunda huella por su forma de ser y entender la vida lloran su muerte, pero también hoy es el dÃa en el que nace la leyenda, la leyenda de un brujo, el Brujo de Apizaco, que dedicó su vida por y para el toro, un auténtico icono en su tierra natal, México, y también en otros lugares como España o Francia.
El Brujo de Apizaco deja un profundo agujero en la fiesta, un puesto que será imposible volver a cubrir. ¿Quien llegará ahora a la plaza en calesa? ¿Quien romperá el paseÃllo con un puro en la boca o sin el capote de paseo? ¿Quien seguirá toreando sin importar la edad? Hoy a sus sesenta y cuatro años nos abandona «El Pana», solo nos queda decir… Gracias por todo maestro, hoy muere usted, pero su leyenda nace hoy y perdurará para siempre. Gracias.
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