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Vida de bravo

Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)
Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

Soto de Roma es uno de esos lugares donde todo bien aficionado desearía perderse, por su belleza, por su misticismo y por el pedacito de historia de la tauromaquia que aguardan los toros de Gavira, puesto que proceden en su origen de la ganadería más antigua de cuantas existen, la de Raso de Portillo.

Los toros castellanos del Raso, pasaron por diversas manos y fueron bajando a lo largo de la geografía española hasta llegar a José Antonio Marzal, quien en los años 30 añadió un semental de Pablo Romero, otro del Conde de la Corte y vacas de origen Ybarra. En 1956, don Salvador Gavira Sánchez adquiere esta ganadería para cumplir con el sueño de su hijo Antonio, que por aquel momento apenas tenía 16 años de edad, y decidió sacrificar toda su vida para dedicarse plenamente a la ganadería. Tras muchos años de lucha, y cosechar ya numerosos éxitos, en 1985, y con la intención de dotar a su toro de mayor cara, adquiere un toro de Salvador Domecq y un lote de vacas viejas del mismo hierro. 

Durante su fructífera vida ganadera, don Antonio Gavira esculpió un toro reconocible y con personalidad propia. Un toro con rizos en el morrillo, bajo, con badana; de patas finas, con buen cuello y unas caras reconocibles y serias con esa vuelta de pitón tan característica. La nobleza es la base de esta ganadería que tantos y tantos triunfos ha propiciado a las máximas figuras de todas las épocas. Desde Manolete, hasta Morante de la Puebla, pasando por S.M. «El Viti», El Cordobés, Palomo Linares o el recordado Iván Fandiño. Todos ellos han podido apreciar las mieles del triunfo, acompañados de las personales y lentas embestidas de los toros de Gavira. 

Tras la muerte de don Antonio, sus hijos se hacen cargo de la ganadería, pero tras una serie de desavenencias familiares y diferentes criterios, tanto ganaderos como empresariales, deciden repartir la ganadería. Desde el año 2015, Juan Antonio Gavira y Almoraima, son quienes ostentan el hierro original e intentan mantener el legado de su padre, de la mano de la prudencia y la sostenibilidad. Juan Antonio, farmacéutico de profesión y ganadero por devoción, es quien a día de hoy regenta la ganadería, ya que su hermana Almoraima se desvinculó dos años más tarde al cambiar de residencia, aunque ayuda siempre que puede en tareas veterinarias. La crisis ha llegado en el peor momento posible, ya que tras la partición, Gavira lidió por última vez en la plaza de toros de Las Ventas en el año 2016 – cuando se lidió un gran toro que le tocó en suerte al maestro Curro Díaz – y desde entonces no ha podido volver a estar presente en ninguna feria.

Durante una amable y sincera charla con Juan Antonio, hablamos de la terrible crisis que está sufriendo el mundo del toro – y la que está por venir -, pero él no va a reblar en su lucha y sabe que toda ganadería pasa por momentos buenos y por momentos complicados, y confía en poder aguantar con las 60 vacas madre que tienen a día de hoy, para poder volver a ver los toros de Gavira en las grandes ferias en el año 2023.

Mientras, los aficionados podremos disfrutar del paraíso del toro en Soto de Roma con las visitas que el propio ganadero realiza en su finca, para que quien lo desee, pueda conocer cómo vive el animal más bonito de cuantos existen, desde que nace hasta su plenitud.

Queremos agradecer a Juan Antonio su inmejorable trato y desear a la ganadería Gavira, toda la suerte del mundo en esta nueva etapa.

25/05/2021 0 comentarios
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Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)

Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

Viajamos hasta tierras gaditanas para adentrarnos en «Las Cobatillas», donde pastan los toros de Ana Romero. Bastión del encaste Santa Coloma, aunque con el sello propio que la familia Carrasco-Romero ha imprimido a su vacada desde que en el año 1958, y aconsejados por su buen amigo don Joaquín Buendía Peña, adquiriesen un tercio de las madres de Alipio Pérez-Tabernero.

Desde Salamanca hasta Alcalá de los Gazules viajaron las vacas ibarreñas de don Alipio, a las que añadieron sementales más asaltillados de Joaquín Buendía, para unir las dos ramas del encaste Santa Coloma; sangre que por aquel entonces era predilecta de todas las figuras del toreo.

Durante los primeros años, fue don Joaquín Buendía quien ayudó a la familia en todas las tareas de la ganadería y de selección. Su tremendo conocimiento del encaste y la gran afición de doña Ana Romero, hicieron que poco a poco terminasen por enamorarse de las peculiaridades del ganado de Santa Coloma y lo mantuvieran hasta día de hoy, cuando su hijo Lucas Carrasco es el encargado de mantener la divisa que crearon sus progenitores hace ya más de sesenta años. 

El toro de Ana Romero tiene unas particularidades y una expresión que lo hace único. Son toros cortos, bajos, reunidos, muy armónicos, degollados, con una mirada de gran expresividad y que a pesar de no ser animales con encornaduras muy desarrolladas, les confieren una tremenda seriedad. La combinación de sus pelos cárdenos en todas sus variedades, con la belleza del campo gaditano hacen que pasear por «Las Cobatillas» sea un auténtico deleite para los ojos.

Desde los inicios, siempre han mantenido la misma filosofía de mantener una ganadería corta con alrededor de 100 vacas madre para poder tenerla siempre en la cabeza y muy controlada. La selección de las vacas es esencial, puesto que en ellas recae el mayor activo de la ganadería. Para realizar dicha selección es fundamental el comportamiento en el caballo, al que deben acudir galopando y con verdad varias veces, pero también la entrega, el recorrido y la humillación en la muleta son características indispensables para poder superar el duro examen del tentadero. No suelen tener sementales fijos para poder abrir líneas y suelen padrear toros con dos o tres años – elegidos por su morfología y por su familia – y que después son lidiados.

El toro de Santa Coloma y particularmente el de Ana Romero, es un toro con mucho interés para el aficionado y para el torero, puesto que todo lo que se le hace tiene un enorme valor. El maltrecho sistema actual ha relegado a esta ganadería – y otras muchas – al mercado francés y de la zona norte de España, pero siempre fue un hierro de garantías para las mayores figuras del escalafón. Uno de los éxitos más sonados de la divisa amarilla y celeste, fue el indulto del toro «Marquito» en Granada y en manos del maestro Ortega Cano. Importante hito en una época en las que escaseaban los indultos y fundamental para el devenir de la ganadería, puesto que «Marquito» volvió al campo para dejar una importante descendencia.

Agradecemos enormemente el trato recibido por don Lucas Carrasco y desde estas humildes líneas queremos desearle toda la suerte del mundo para que esta ganadería vuelva al lugar que merece en una fiesta en la que el toro debe ser siempre el protagonista.

Puedes ver la galería completa haciendo click en el LINK

10/04/2021 0 comentarios
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Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)

Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

En tierras jienenses de Linares, y más concretamente en la finca Cerropelado pastan las reses de los Herederos de Gregorio Garzón Valdenebro. Divisa que en sus orígenes, allá por el año 1982, reunía reses de diversas procedencias tales como Villamarta, Concha y Sierra o Núñez, hasta que en 1997 adquirieron el semental número 176 de Núñez del Cuvillo y de línea puramente Osborne.

Desde entonces, sucesivas han sido las compras a esta ganadería y por tanto, hablamos de una procedencia Cuvillo por absorción y algún resquicio de sangre Núñez línea Rincón, puesto que ésto fue lo único que quedó de esa asociación inicial de don Gregorio Garzón Valdenebro con otra familia ganadera de Jaén. Dentro de la amalgama de sangres que componen Núñez del Cuvillo, buscaron la clase en la línea Osborne y posteriormente la regularidad que podían aportar los animales procedentes de la línea Juan Pedro Domecq. 

Tras el fallecimiento del fundador en 2004, la ganadería pasó a llamarse Herederos de Gregorio Garzón Valdenebro y fue su hijo Íñigo quien se hizo cargo de la misma. En la actualidad cuentan con aproximadamente 250 cabezas y lidian tres o cuatro corridas de toros por temporada. Su mercado principal está en las plazas de tercera categoría, aunque todos los años destinan algún toro para las calles.

Para Íñigo, «lidiar es una consecuencia del trabajo que realices» y su mayor sueño como ganadero, más allá de poder estar presente en las principales plazas, es «criar ese toro que tienes en la cabeza«. Su filosofía va en la búsqueda de un toro colaborador y que facilite la obra artística que sea capaz de componer el torero; y para ello es esencial que salga ese toro que humille, que tenga ritmo y despaciosidad en unas embestidas trazando líneas curvas. Según palabras del propio ganadero: «no podemos quedarnos en que un toro sea bravo, hay que buscar esos matices dentro de la bravura».

Desde estas líneas queremos agradecer a Íñigo su inmejorable trato y desearle que se cumplan esos sueños en forma de embestidas.

Galería y reportaje completo haciendo click en el LINK

Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)

Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

28/03/2021 0 comentarios
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Francisco Javier Blázquez emprendió en el año 2015 el proyecto con el que cualquier buen aficionado sueña algún día, formar su propia ganadería de un encaste que necesita de estos locos soñadores para no desaparecer.
 Si bien es cierto que desde los años 70 su familia tenía ganado bravo para nutrir de reses los festejos de los pueblos de la zona, la apuesta que hizo Francisco al fallecimiento de su tío Mariano, es digna de alabar. Decidió quedarse con el hierro familiar y tras varios intentos y conversaciones, consiguió adquirir un lote de vacas y un toro de Justo Nieto, de encaste Vega-Villar. Él lo tenía claro desde que se embarcó en este proyecto, quería un encaste diferente, porque el futuro de la tauromaquia necesita aire fresco y renovado ante la monotonía que impera en estos tiempos. El toreo no solo es arte, sino que se precisa de ese punto de emoción, de riesgo y de heroicidad en todo lo que suceda en el ruedo.


La morfología del encaste Vega-Villar era la que más cuadraba con esa apuesta por un encaste minoritario, y el futuro de estas sangres en peligro de extinción pasa por unos toros bajos, armónicos y no sacados excesivamente de tipo tras la corriente del toro grande ande o no ande.

 Tras la primera compra de ganado de Justo Nieto, Francisco viajó hasta tierras charras en busca de uno de los pocos depósitos que quedan de esta amalgama de sangre Veragua y Santa Coloma, y adquirió en mayo de 2016 un lote de 15 utreras sin tentar y el semental «Gitano» n°73 de Barcial. En los años sucesivos también ha ido añadiendo varios lotes procedentes de esta misma ganadería, hasta llegar a un total de 140 vacas madre y un segundo semental, con el número 15 y de nombre «Cornicorto».


Una ganadería muy joven que busca afianzarse y encontrar líneas y familias durante estos primeros años para luchar contra uno de sus peores enemigos, la consanguinidad. Objetivo complicado si a esta búsqueda le añades una selección que debe ir acorde al comportamiento de estos animales y lo que se espera de ellos, sin olvidar la corriente actual que exige una mayor duración en la muleta. Muchas son las ideas que pasan por la cabeza de este joven ganadero jienense, que se plantea en un futuro hacer varias pruebas haciendo un salto genético al pasado, cruzando el ganado actual con algo puro de Veragua y con puro Santa Coloma, para intentar conseguir ese refresco de sangres que puede ser vital en el devenir de este encaste; así como juntar las dos ramas principales de «patasblancas» con una aportación de sangre Encinas, vía Galache.

 Durante nuestra conversación Francisco Javier Blázquez asegura que: «lucha y fé en los que creemos y lo que nos gusta, no van a faltar para hacer viable la ganadería. Ese tiene que ser nuestro objetivo a corto plazo, puesto que carecemos de cualquier financiación externa. Nuestro futuro próximo se va a centrar en las novilladas con y sin picadores, porque quiero que los patasblancas andaluces vuelvan a las plazas».
Agradecemos a Francisco el trato inmejorable y la gran labor que realizan estos humildes ganaderos, liándose la manta a la cabeza para conservar esas joyas genéticas que la tauromaquia no debe perder. Esperemos que la suerte y el sistema les devuelvan tan admirable esfuerzo.

Puedes ver la galería completa haciendo click en el siguiente LINK

Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)

Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

15/03/2021 0 comentarios
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