«ProhÃben la tauromaquia en España» puede ser un titular que nos encontremos dentro de poco en todos los diarios nacionales e internacionales. La intencionalidad de este gobierno y de su cartera ministerial está clara, pero aun nos queda el amparo legislativo y nuestro propio orgullo, para defender los nuestro. Aunque sà hablamos de orgullo… parece que lo hemos perdido, que nos hemos acobardado ante un gobierno invasivo o que, simplemente, nos da igual.
Es extraño que después de una vulneración y exclusión tan clara como la de hoy por parte del ministro Uribes, ningún torero haya alzado la voz para mostrar su rechazo a esas declaraciones. Nadie ha emitido un comunicado, una carta o un mÃsero mensaje en redes sociales para defender la tauromaquia del vapuleo que sufre desde hace meses y que hoy ha tenido un nuevo capÃtulo.
Tan solo la FTL, que ha enviado a través de Victorino MartÃn una nueva carta al Ministerio de cultura con destinatario Uribes, ha salido al paso y ha defendido la posición de la fiesta brava. Miles de aficionados, cientos de periodistas y escasas decenas de profesionales del mundo del toro han alzado la voz para defender aquello que nos une.
Lo más sorprendente, es que ninguna de las principales figuras del escalafón haya respondido. No han llamado a editoriales, para sacar en tirada unas declaraciones reprochando sus palabras al ministro, no han acudido a los medios de comunicación especializados a interponer quejas; ni si quiera han sido capaces de sacar sus teléfonos móviles para mandar un miserable mensaje a través de redes sociales… nada de nada.
Nos morimos desde dentro más que desde fuera. Cierto es que nos atacan desde muchos sectores de la vida real, pero estamos cada dÃa más podridos por dentro. Sà no nos defienden ni los máximos exponentes de la cultura taurina ¿Quién nos va a defender?