El Tendido 7 de Madrid está en boca del orbe taurino. Sus broncas durante San Isidro, sus protestas y sus repetidos enfrentamientos con otros sectores de la plaza han puesto en entredicho su dilatada labor en Las Ventas. A ello hay que sumar, una serie de artÃculos escritos por ciertos periodistas criminalizándolos… y la bronca con Roca Rey, que ya ha terminado por hacer saltar el polvorÃn.Â
Sin embargo, su actuación, asà como su dedicación a la primera plaza del mundo merecen una mirada con perspectiva, con conocimiento de causa. Gran parte del público debe cambiar su mirada hacia este tendido y ponerse en sus zapatos para no condenarlos de manera directa. El reconocimiento de grandes figuras históricas que han reivindicado este sector como necesario, deberÃa servir como punto de inflexión del público generalista hacia uno de los últimos reductos de aficionados en el coso de la calle Alcalá.
Ni todo lo que hacen está bien, ni todo lo que hacen está mal. Está claro que entre torero y toro, se posicionan en el lado del animal; salvaguardando su integridad y hechuras. Preservando de esta manera, el tipo de toro que siempre ha impuesto esta plaza, las cabezas de camada. Unas reivindicaciones que se acentúan al juzgar a los toreros, exigiendo más al que más tiene. Por ello es que en las tardes de postÃn, con las grandes figuras, se exige mayor toro y mayor colocación al torero.
Hasta aquÃ, parece que vamos bien. Un trabajo por reivindicar a Madrid como la primera plaza del mundo que es. Sin embargo, este trabajo pierde parte de su esencia cuando las protestas vienen fuera de momento e incluso, durante la faena del matador, cuando se está jugando la vida. Todo tiene su momento y sus formas… y durante esta feria, muchas veces se han perdido las dos.
Ahondando aún más en la vida del 7, hay que recurrir a un texto cercano de Zabala de la Serna en El Mundo. Una pieza en la que se habla con Roberto GarcÃa Yuste, presidente de la Asociación. El Toro de Madrid y parte del núcleo auténtico de este tendido con tanta solera en Madrid. Unas lÃneas en las que se advierte de la grave amenaza que acecha al Tendido 7 de Madrid.Â
Un peligro que viene de la mano de nuevos abonados jóvenes e inexpertos, que quieren ganar respeto a base de criticar absolutamente todo. Unas crÃticas, broncas y descalificaciones que vienen desde los altos del Tendido 7, la grada del 6 y el 8. Cuidado, no confundamos a unos con otros… porque no han sido pocas las veces que se ha visto a grandes aficionados pidiendo silencio a estas nuevas partes de la plaza.
Estas lÃneas no pretenden defender a capa y espada a este tendido. Pero sà buscan abstraer al siete auténtico, del «neo-protestantismo» que se ha instalado en estas partes de la plaza. El 7, con sus virtudes y defectos, está siempre ahÃ. Cuando acabe la feria y los festejos de bandera, volverá la piedra a la plaza, menos ahÃ, porque ellos defienden la integridad de Madrid en feria y fuera de ella. Sà no, veremos la novillada de triunfadores, a priori un cartel de garantÃas… a ver cuantos de los que han insultado a este tendido durante la feria, están para defender y apoyar el futuro de la fiesta.
Sólo por abrochar esta pieza, el problema de fondo está en la educación. De unos y de otros y en un doble sentido. La primera dirección es la educación que uno trae de casa y que siempre ha diferenciado al mundo del toro de otros espectáculos, como por ejemplo los deportivos. La segunda, la educación taurina. Hay que fomentar que el público joven se convierta en aficionados jóvenes. Qué sepan diferenciar un toro de una vaca o un trapazo de un verdadero muletazo. En esto último, tenemos culpa y labor todos. Medios, empresarios, toreros, ganaderos… toda la familia taurina. El futuro de la tauromaquia está en las manos de todos los que conforman la familia del toro hoy en dÃa…
Y yo siempre se lo agradeceré a aquel aficionado que renunció a hablar con su vecino de abono, para explicarme todo lo que sabÃa en aquella primera ocasión que acudà a la que hoy considero mi casa.Â