Morante de la Puebla no vivió en Albacete una idÃlica tarde, ni muchos menos. El cigarrero fue abroncado por el público en el primero de su lote de Isabel Flores, frente al que salió con el estoque y, tras probarlo con varios muletazos, decidió matarlo.
El cuarto de la tarde, segundo del lote, fue un astado noble, aunque pegado al piso y algo falto de fuerza. El de La Puebla instrumentó un trasteo variado y rico en esencia, aunque falto de un cómputo global que elevarse la calidad de la obra. Tras pasaportar al animal, hubo una gran división de opiniones.
Morante vivió un desagradable episodio mientras abandonaba a pie el coso albaceteño. Varios aficionados mostraron su descontento lanzando las almohadillas al paso del torero; momento que el genio de La Puebla solventó con su caracterÃstica personalidad: tratando de chutar una de los cojines que casi le dió.