Si somos realistas la semana pasada la feria bilbaÃna no fue la mejor de los últimos años. Es cierto que artÃsticamente pasaron cosas (aunque tampoco muchas), pero a nivel económico, entiendo que los nuevos empresarios no estarán muy satisfechos. Las entradas de público que se han vivido durante este “Aste Nagusia†no han sido las más ilusionantes.
No se han agotado las entradas en ninguno de los nueve eventos celebrados en el nuevo “Biva Bilbaoâ€, el dÃa que mejor entrada se registró fue el dÃa que toreo Roca Rey (tres cuartos de entrada). Pues a la vista está que el peruano es quién más público lleva a las plazas (especialmente joven).
Ya no hay tiempo de lamentos, pero si de hacer análisis y diseñar soluciones para 2023. La primera temporada en manos de los Chopera-Bailleres (nueva empresa arrendataria del coso de Vista Alegre) no ha sido la más esperanzadora.
Quizás la bajada de precio seria un punto muy positivo. Porque recordemos que venimos de una crisis “pandémica†que ha azotado a las carteras de muchas familias, y esto parecen no tenerlo muy claro la mayorÃa de las empresas (recordemos que en la feria de otoño en Madrid ha habido un incremento del 40% respecto al año pasado).
Ir una familia a una tarde de toros, no puede convertirse en un acontecimiento de lujo, pues si esto sucede, solo llenarán los tenidos un puñado de personas, y el resto deberán verlo a través del sofá en su casa.
También, hay que cuidar el trapÃo y la presentación de los toros. Pues Bilbao siempre ha sido la plaza que más seriedad ha presentado junto con Madrid. Y este año me atrevo a decir, que salvo Santiago Domecq y Dolores Aguirre, el resto de ganaderÃas, no han mantenido el estatus ganadero que caracteriza la ciudad norteña.
Toca sentarse en la mesa y trabajar de verdad de cara a 2023, pues de lo contrario estaremos perdiendo el bastión más fuerte que tenemos en la actualidad en el norte de España.