Durante la puerta grande de Tomás Rufo, volvieron a vivirse momentos de vergüenza absoluta. Lo que siempre ha sido una salida a hombros, disfrutando de un momento de gozo pleno, la satisfacción del deber cumplido, se ha convertido en un tortura para muchos de los que salen a través de la puerta de la gloria de Madrid.
El pasado 20 de mayo, un energúmeno trató de arrancar una de las hombreras del terno del torero. A tirón limpio, sin miramientos, desequilibrando al matador que cerca estuvo de caer al suelo. Unas imágenes, que volvieron a recordar muchas de las puertas grandes anteriores en la que los matadores son sometidos a un asedio constante.
Parte de ese público nuevo está rompiendo el rito sagrado de la tauromaquia. Está pervirtiendo la grandeza de la puerta grande de Madrid, transformando el júbilo en enfado. Es necesario tomar medidas contra este tipo de público, que sin ningún respeto, eclipsan uno de los momentos más felices en la vida de aquellos que logran abrir de par en par la siempre ansiada puerta grande la capital mundial del toreo… y sà no, a las pruebas me remito en este vÃdeo.Â
Hoy, afortunadamente, durante la puerta grande de Ãlvaro Alarcón no se ha vivido ninguna de estas imágenes bochornosas. La ausencia del público irreverente que muchas tardes acompaña a las grandes figuras del escalafón ha permitido que la salida a hombros haya transcurrido con absoluta normalidad.